Feliz vida a todos y todas,
Hoy sin muchos preámbulos, te voy a presentar a una vieja amiga, que si mal no creo, todos la hemos sentido o, quizás la estés sintiendo justo en este momento.
Te presento a la emoción de la “Culpa”, que viene a entregarte una carta.
¿Te apetece leerla? Te prometo que es algo que no esperas de ella, ya que por muchos años te han enseñado a gestionar de una manera, que hasta hoy, corrígeme si me equivoco, no te ha sido de gran ayuda.
Aquí te dejo con la carta de la culpa. Tiempo de lectura 6 minutos.
Hola,
No te asustes, soy la “Culpa”, también se me conoce por “remordimiento” o “Lamentación” y hoy estoy aquí para que entiendas el mensaje que para ti traigo cada vez que aparezco en tu vida.
Antes que nada, quiero aclararte algo que te han dicho de mí y todas mis hermanas en muchas ocasiones. Te habrán dicho que somos dolorosas, que hacemos daño y somos duras, esto es falso, si sabes entender que nuestra entrada en tu vida es para tu bien y que aprendas a gestionar tu vida de una manera diferente que hasta este momento. Ahora si te parece bien, sigo con el cometido de esta carta.
Ahora te voy a explicar cuándo llego a tu vida. Es cuando crees que has hecho algo mal, contigo mismo o misma, puede que hayas roto algunas de tus propias reglas de vida o, que inconscientemente lo hayas hecho con las reglas de alguien de tu entorno. Hasta aquí fácil, ¿verdad? Imagina que soy como el termómetro de la responsabilidad de tus propios actos, que cada vez que vas a cometer un acto que no cuadra contigo, con tus reglas de vida, poco a poco va llegando a la zona roja.
Justo en ese momento, cuando se llaga a la zona roja, hago mi aparición estelar para entregarte este bonito mensaje:
- Acabas de violar uno de tus criterios de vida.
- Tienes que tomar medidas para que en un futuro esto, no vuelva a suceder.
- Presta más atención a esa voz interior que te está avisando que el termómetro está subiendo.
Luego de haberte entregado el mensaje, tienes que soltarme ya que, si no lo haces, si te dedicas a negarme, a ignorarme, tendré que llamar más fuerte a la puerta, hasta que aceptes aquello que he venido a entregarte, “tu evolución”, “tu crecimiento”. Y te preguntarás qué haces para poder soltarme, aquí va el mensaje final:
- Comprométete contigo en llevar a cabo aquello que has decidido al sentir mi llegada.
- Cuando me sueltas sentirás que puedes crear criterios más elevados en un futuro.
Ahora ya sabes quién soy y cuál es mi cometido en la vida. Como puedes ver, si has entendido el contenido de la carta que con todo el Amor he escrito para ti, no soy aquello que hasta hoy te han enseñado. Simplemente soy la señal que tantas veces has pedido.
Hasta otra me despido,
La “Culpa”,
PD: ¿a qué ahora no te suena tan mal mi nombre?
Hola, soy Sebas, otra vez.
Al igual que la culpa, me despido hasta la semana que viene.
Y me despido como más me gusta, “QUE DECIDAS CREAR LO MÁS BONITO EN TU VIDA”.