¿Cuántas veces has escuchado hablar de fracaso en las dietas?
Muchas personas a lo largo de su vida han hecho infinidad de tratamientos para perder peso, que en un principio parecían dar resultados y de repente, al terminar el ciclo o incluso en medio del tratamiento, han empezado a sentir como su evolución se estancaba sin motivo aparente alguno, incluso a ver como su peso se volvía a incrementar. En ocasiones dichas personas suelen entrar en un bucle de desesperación por no saber qué hacer, por no saber por qué no pueden conseguir su meta, perder peso.
Es obvio que las personas a las que me refiero en este post tienen algo más que un problema de sobrepeso, que con el paso del tiempo y dando saltos de dieta en dieta, crean un estado de obsesión y hábitos tóxicos en su vida, que a su vez van en contra de la meta a alcanzar.
Seguramente has leído y os te has informado sobre infinidad de tratamientos para llegar al peso deseado y la cuestión sigue igual o con algunos kilos de más que al inicio del viaje. Pero, ¿en alguna ocasión has tenido en cuenta la influencia de las emociones o algún otro problema que no sea a nivel físico? Una vez descartada toda patología física a la hora de perder peso, realmente el problema a corregir se encuentra a nivel psicológico y si aquí reside la cuestión, harás infinidad de dietas, luego todas acabarán con el mismo resultado.
En la mayoría de las veces, las personas, no se dan cuenta dónde reside el problema a corregir y no me refiero solo al sobre peso físico, si no a los conflictos internos. Las personas hemos conseguido controlar o esconder nuestras emociones creando unos hábitos tóxicos en relación con la comida, que es el caso que aquí estamos abordando, como también pueden ser el alcohol, drogas, tabaco, deporte, sexo, etc, para evitar sentir distintas emociones. Por ejemplo, a todos nos hace falta ingerir alimentos para obtener energía de ellos y así poder desempeñar las diferentes tareas cotidianas de nuestra vida, luego cuando pasa de este rango, cuando se transforma en algo más que en mera necesidad de cubrir el gasto calórico, estamos hablando de algo que intentamos ocultar.
Existen 3 mecanismos de autoengaño para tapar las emociones
Y son, la evitación, la negación y la rendición.
-Evitar las situaciones que causan las emociones, o por otro lado, intentar no sentirla, cosa que es imposible. Viviendo con esta actitud solo consigues seguir en el mismo punto y refugiarte en algún hábito tóxico, como puede ser la comida para evitar entrar en la emoción y prestar atención al mensaje que trae para ti.
-Luego está la negación que la utilizas para separarte de la emoción en cuestión. Un ejemplo que creo que muchos conocemos o hemos conocido es el típico, “estoy bien, no me pasa nada” y mientras decimos esto, la emoción va creciendo en nuestro interior, creando aún más dolor.
-La rendición de muchas personas a sus emociones las lleva a intensificar y provocar el aumento de dicha emoción y la convierten en algo peor de lo que es realmente. Me refiero a aquellas personas que en todo momento están peor que los demás (Patrón Conductual de la Víctima), a todos los niveles me refiero y que inconscientemente con esta actitud están decretando, como si de una profecía se tratara, que todo va mal y ya sabéis eso de “soy lo que creo en este momento”.
“El autoengaño es primero un dulce refugio, luego se convierte en una fría cárcel»
Utilizar las emociones a nuestro favor, para evolucionar
En muchas ocasiones pedimos a la vida que nos guíe, que nos envíe alguna señal para seguir nuestro camino, pues bien, he aquí la guía o señal pedida, las emociones. Cada una de ellas que en ti aparezcan, como te he comentado anteriormente, llevan en su interior un mensaje para ti, como si fueran las famosas galletas de la fortuna chinas, para que te guíe en el camino de la vida, como si fuera un mapa o una brújula. Luego si hacemos caso omiso al mensaje, seguiremos haciendo más grande la emoción en cuestión hasta llegar a un punto denominado “crisis o estrés”, llegados a este punto lo único que se conseguirá, en este caso al que estamos haciendo referencia, es a no perder el peso deseado ya que el problema sigue latente y presente.
Todas las emociones que vivimos son valiosas, experimenta con ellas, averigua el mensaje que te traen. Recuerda que son guías para mejorar tu experiencia de vida.
Tú eres el creador/a de tus propias emociones, una vez aceptado esto, empezará el nuevo camino de vida, el cambio.
Ahora mismo puedes sentirte de maravilla, si así lo decides, luego llegarán momentos en los que vendrán diferentes emociones a entregarte nuevos mensajes, puede que lo que estás haciendo no te lleva a buen puerto, que es la hora de expresar tus necesidades a tu entorno, que estás siendo inflexible contigo mismo/a, que debes cambiar la manera de ver las cosas, etc. Entonces la solución en ningún momento es meterte a tapar el mensaje con hábitos autodestructivos, como puede ser el de la comida, ya que solo son un parche temporal que en poco tiempo se despegará y la emoción más fuerte saldrá.
La solución es empezar a gestionar las emociones adecuadamente y en el momento de calma, después de la tormenta. Primero permite que salga, acéptala como tuya y luego en paz, escucha el mensaje que para ti trae.
Conclusión, una emoción dolorosa solo dice:
“Necesitas cambiar lo que estás haciendo en este momento para dejarme marchar y tú puedas seguir tu camino”